Mi vecino Marco hace unas pizzas de muerte.
Italiano del sur, su infancia transcurrió entre pizza y pizza; preparada por su nonna o comprada por trozos en los puestos que había en las calles de su ciudad.
Marco creció y cambio Palermo por Berlin, y descubrió con decepción que disfrutar una buena pizza no iba a ser tan sencillo fuera de casa. Con la emigración llegaron para Marco los fogones.
Para Marco las pizzas son un divertimento, una excusa para reunir a amigos en la mesa de su cocina y un as en la manga que sacaba siempre que conocía a una chica. Paola, la novia de Marco ha desarrollado desde que le conoce unos mofletes de mujer feliz y bien nutrida que son la viva prueba de que Marco cuando cocina sabe lo que hace.
De día Marco trabaja como diseñador gráfico en una empresa de publicidad.
Se dedica a diseñar tarjetas de visita, webs, portfolios y lo que surja. Tiene estilo, ha trabajado con clientes interesantes, y no le faltan las ofertas. Hace cuatro años, cuando empezó, le encantaba. Desde hace dos no puede con ello.
Hace un par de meses Marco empezó a pensar en dejar su trabajo.
Demasiadas horas delante del ordenador. Pocos retos. Los clientes van a lo seguro, siente que no hay espacio para su creatividad; esta aburrido y le quedan mas de 40 años de trabajo por delante… Cuando Marco empezó a estudiar diseño se imaginaba a la Don draper, teniendo apasionantes reuniones en las que cuestionaría las ideas de sus clientes y les propondría cambios impactantes, poniendo sobre la mesa toda su creatividad, dándolo todo en días largos y noches que no lo serian lo suficiente.
Por desgracia en su experiencia en Italia y en Berlin ha sentido demasiadas veces que en realidad lo que hacia no era creativo, ni relevante, ni divertido. Las ideas mas interesantes eran descartadas a favor de azules neutros, lineas sin sombra y un religioso respeto a lo que las redes sociales llamaban ‘Design Trends of the Year’. Hace un par de años, cuando el Tangerine Tango fue el color Pantone del año, Marco prometio no volver a usar el naranja en sus diseños nunca mas.
Un día, Marco explota: “Non ce la faccio più!” me dice en cuanto abro la puerta de mi apartamento.
‘Estoy harto de esto. Quiero cambiar mi carrera’ me dice.
‘Y cual es tu plan?’
’Quiero ganarme la vida con lo que de verdad me gusta’ contesta
‘Ya. Vas un poco tarde para ser futbolista Marco’ le digo mientras camino hacia la cocina.
‘Nada de fútbol, y deja de reirte por lo bajo que no voy de broma. Pizzas!! A todo el mundo le gusta la pizza. Y tu ya has probado la mias…’ Marco se deja caer, como un peso muerto, en mi sofá.
‘Marco te estas oyendo? Le has dicho a Paola esto?’ En este punto, yo no se si tomarle en serio y sacar el café, o tirar de vino.
‘Voy completamente en serio, y lo tengo todo pensado. La pizza es un producto versátil. Hemos conseguido tener pizzas italianas y americanas, para veganos, para celíacos; pizzas para todos los públicos. Cita romántica? Vino mas pizza. Partido de futbol? Cerveza mas pizza. El décimo cumpleaños de tu hijo? Limonada mas pizza.’
‘Que es exactamente lo que quieres hacer, Marco? No estoy entendiendo nada…’
‘No lo se, pero ya se me ocurrirá. He exagerado un poco al decir que lo tengo todo pensado…’
Pasamos la tarde tomando cafés y hablando de sus pizzas, del nombre que le pondría a su empresa y del color de las cajas para el reparto a domicilio.
Marco, como diseñador, está deseando ponerse manos a la obra a diseñar una imagen corporativa y una pagina web para una idea que seguía en pañales. Un problema común a muchos emprendedores es enfocar demasiado tiempo en las partes del trabajo que mas nos gustan.
‘Me encanta el color del carton sin tratar, siempre que pido comida en casa y aparece en esos terribles contenedores de plástico coloreado o en una caja de carton blanca y roja se me quitan las ganas de comer. He estado mirando ideas sobre packaging en Pinterest y hay un montón de cosas interesantes que se pueden hacer con las cajas de pizza’
’No corras’ le digo mientras preparo la última cafetera del día. ‘Aun no sabes que vas a vender y ya estas pensando en la caja? Antes de empezar tenemos que pulir esta idea, y si quieres montar un negocio serio, y no un puesto de limonadas en el parque, hay algunas cosas que debes saber. Déjame mandarte un email en los próximos días; ahora dejemos el trabajo.’
Pasamos el resto de la tarde ojeando revistas y viendo monólogos del Club de la Comedia. Cuando Marco se va, me doy una ducha y me siento a escribir el email que le he prometido.